Una ruptura amorosa tiene más efectos que el llanto, la necesidad constante de comer helado y ver películas, como la creencia popular podría escenificar. Resulta que la metáfora de "romper un corazón" solo oculta la compleja - y a veces angustiante - transformación de nuestro otro órgano, el cerebro, cuando una relación se termina.

Un estudio científico determina cuánto tiempo tarda la cabeza en superar el desamor

Quienes hayan atravesado el fin de una relación podrán constatar lo dolorosas y confusas que pueden resultar estas experiencias. Y estos sentimientos no son una expresión únicamente emocional ya que, una ruptura puede provocar cambios reales en la química cerebral y en la función del cerebro. Como afirma la Dra. Nicole K. McNichols, profesora de sexualidad humana en la Universidad de Washington al medio GQ: este proceso es similar al de tratar con una adicción.

La circuitería neuronal es similar al consumo de drogas

Para entender los intensos sentimientos que pueden surgir de una ruptura, es importante darse cuenta de que el circuito neuronal involucrado en el enamoramiento se asemeja al elemento de recompensa de las sustancias, dice McNichols.

Ambas experiencias implican la activación de neurotransmisores como la dopamina , responsable del ansia obsesiva de la persona o la droga; la serotonina , que proporciona placer y felicidad; y la oxitocina , que propicia la conexión y los vínculos. También se ven afectadas regiones especializadas del cerebro, como la corteza orbitofrontal, una parte de la corteza prefrontal conocida por la cognición y la regulación emocional, y el núcleo accumbens, conocido como el centro del placer cerebral, afirma la especialista.

Y luego llega la abstinencia

Y después de una ruptura, el proceso continúa como en el de la abstinencia de sustancias. "Así como enamorarse puede ser como volverse adicto a una droga, una ruptura puede reflejar los procesos cerebrales de dejarla, ya que esos neurotransmisores que nos hacen sentir bien también disminuyen repentinamente", afirma el Dr. McNichols.

Megan Bruneau, terapeuta neoyorquina, afirma que la ausencia repentina de serotonina, dopamina y oxitocina puede provocar síntomas de abstinencia similares a los que se presentan cuando una persona deja de consumir sustancias. "Mientras que la adicción a una droga que ingerimos se conoce como adicción exógena, la adicción a los neuroquímicos que produce el amor se conoce como adicción endógena", explica.

La estructura de nuestro cerebro también se transforma

Pero hay más hormonas y sustancias químicas. "Las partes de nuestro cerebro responsables del ansia y la regulación emocional, como el área tegmental ventral (AVT) bilateralmente, el estriado ventral y la circunvolución cingulada, se activan", dice Bruneau sobre la región que a menudo se asocia tanto con el consumo de sustancias como con el deseo de estar cerca de alguien a quien se ama.

Como muchos sabemos, no es raro experimentar síntomas de abstinencia tras terminar una relación. Esto incluye trastornos del sueño, cambios de humor y desregulación emocional, dolores de cabeza, fatiga, malestar gastrointestinal y pérdida de apetito durante una ruptura. "Durante una ruptura particularmente devastadora, —sin exagerar— tuve sudores nocturnos todas las noches durante cuatro meses", dice Bruneau. "El duelo y la angustia por el apego que produce el desamor imitan la depresión y la ansiedad, causando rumiación y pensamientos obsesivos, pensamientos intrusivos y suicidas, problemas de memoria y concentración, y un sistema inmunitario debilitado". En otras palabras, sí , muchas cosas cambian.

¿Una ruptura puede cambiar nuestro cerebro a largo plazo?

Las rupturas transformaron el cerebro humano colectivo con el tiempo. Bruneau afirma que las reacciones químicas a las rupturas son evolutivas, ya que nos motivan a buscar pareja y a proliferar la especie humana, lo cual tiene sentido.

"Las hormonas del estrés, como la corticotropina y la noradrenalina, inundan nuestro sistema , activando nuestro sistema nervioso simpático, o la respuesta de 'lucha o huida'", dice Bruneau. "También se activan las partes del cerebro relacionadas con el dolor físico: la corteza insular y la corteza cingulada anterior. Así que ese dolor que sientes en el corazón es muy real".

Así es que no debemos menospreciar nuestros sentimientos de dolor después del fin de una relación. Las rupturas pueden cambiar la mecánica de nuestro cerebro, provocando una respuesta emocional, y también física.